Hay un nuevo complemento dispuesto a robarle el protagonismo al velo tradicional, y no es la tiara ni el tocado joya. La pamela con velo está marcando el regreso de una elegancia con carácter, esa que combina drama, sutileza y una estética entre vintage y vanguardista. ¿La mejor parte? Tiene el poder de transformar por completo el look de cualquier novia sin necesidad de esfuerzo.
Inspirada en la sofisticación de los años 30 y 40, esta nueva silueta se presenta como una declaración de estilo. Es el accesorio que desafía las reglas del bridal clásico —con ese velo que cae, no desde el peinado ni desde la nuca, sino desde el ala de una pamela majestuosa— y que convierte a la novia en una figura casi cinematográfica.
A medio camino entre el romanticismo y la rebeldía, la pamela con velo juega con el misterio sin perder elegancia. Y aunque hasta hace poco era territorio exclusivo de invitadas o madrinas, esta reinterpretación bridal tiene todo para convertirse en la próxima gran obsesión: encuadra el rostro, alarga la silueta y suma una dimensión inesperada al estilismo nupcial.
Alex Vidal y la nueva musa de altar
Uno de los diseñadores que mejor ha entendido el potencial de esta tendencia es Alex Vidal, quien en su más reciente campaña de novias propone una lectura elegante, depurada y rotunda de esta pieza. Las pamelas que protagonizan su colección escapan de lo predecible: son etéreas pero imponentes, ligeras pero estructuradas, dramáticas pero perfectamente equilibradas.
Sus diseños coronan siluetas minimalistas con estructuras sobrias, tejidos vaporosos y velos que flotan como una caricia sobre el rostro. Nada es accesorio. Todo tiene un porqué. El resultado: novias que parecen salidas de un fotograma en blanco y negro, listas para hacer de su entrada al altar un momento absolutamente inolvidable.
¿Cómo y cuándo llevar una pamela con velo?
Aunque puede funcionar en todo tipo de contextos, la pamela con velo brilla especialmente en bodas de día, ceremonias al aire libre o celebraciones con inspiración retro. El secreto está en equilibrar volúmenes y dejar que el tocado sea el protagonista. ¿El vestido? Mejor si es de líneas limpias y detalles cuidados. ¿El maquillaje? Natural pero sofisticado.
Porque si algo deja claro esta tendencia es que la novia del 2025 no quiere parecerse a nadie más. Y si tiene que elegir entre lo convencional y lo inesperado, va a quedarse con lo segundo. Siempre.
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fotografía: @dosmasenlamesa
POR: MELISSA LARA
